La cruz de San Damián se dice que es la más difundida en el mundo. Es un tesoro para la familia franciscana. A lo largo de siglos y generaciones, hermanos y hermanas de la familia franciscana se han postrado ante esta cruz, implorando luz para cumplir su misión en la Iglesia. Celano (el biógrafo de San Francisco) dice que este Cristo habló al Santo de Asís. Francisco miró, interrogó con detención a esta cruz. Y se le convirtió en camino que lo condujo a la contemplación de su Señor. Fue el punto de partida de su misión cuando el Señor le dijo a Francisco: «Ve y repara mi Iglesia». leer más